jueves, 24 de febrero de 2011

Cinco mantras para el escritor

No sé si conocéis la maravillosa página de MagicalWords. Es una especie de blog en el que, varias veces por semana, suben artículos distintos escritores sobre cualquier tema relacionado con la escritura. Es una página que a mi personalmente me ha abierto los ojos en muchos aspectos, así que si domináis inglés lo suficiente para leer un poquito os recomiendo que echéis un vistazo. Pero como sé que no siempre es posible, quería compartir este artículo con vosotras: http://www.magicalwords.net/specialgueststars/five-writing-mantras-that-bear-repeating/

Si podéis, leerlo en el original, porque no voy a hacer una traducción, sino que los voy a explicar a mi manera, basándome en mis propias experiencias. Quizá en el futuro intente traducir alguno de los artículos más interesantes (si me lo permite su autor, claro). Sin más, solo deciros que yo esto lo tengo colgado en una pared, para cuando miro la hoja en blanco y salgo corriendo porque no tengo nada interesante que contar (o eso creo):

1. La peor novela que escribas es mejor que la mejor novela que haya en tu cabeza.
Porque la gente aún no puede leernos la mente. En cambio, si escribimos pueden decirnos que les ha gustado y que no y así es como se mejora.

2. Aquí. Ahora.
Al escribir, especialmente el primer borrador, es fácil distraernos con que si debería de ir dando pistas para algo que pasará dentro de veinte capítulos. Si perdemos la concentración es probable que abandonemos el teclado o el bolígrafo y empecemos a dibujar esquemas y demás cosas que solo van a distraernos. Olvidate del bosque, mira a los árboles que tienes frente a ti y sigue escribiendo. Resuelve la situación en la que están metidos tus personajes, mételes en otra mucho peor y haz esto hasta que de repente, ¡zas! ¡El final del libro!

3. Para escribir una buena novela, primero hay que escribir una mala novela.
A escribir se aprende escribiendo, no dejéis que os engañen y os hagan pensar que escribir es algo innato, que un día te vas a sentar y vas a crear una obra maestra del tirón. Aún no he conocido a nadie, por mucho talento y experiencia que tenga, que haya escrito una magnífica novela a la primera. Incluso los escritores profesionales escriben basura que, tras un largo proceso de revisión, se convierte en otra buena novela que saca al mercado. Si me permitís la comparación cursi, pensad en vuestra novela como en un cisne: primero será un bicho feo, marrón y con plumillas, pero con tiempo y echándole mucho trabajo, acabará siendo algo impresionantemente bello.

4. No mires atrás.
No es que te persiga un asesino entre las sombras, pero casi. Al escribir el primer manuscrito es normal que cambien muchas cosas de nuestra idea original y que nos sintamos tentados a volver atrás y reescribir. ERROR. Cuando escribamos el primer manuscrito tenemos que echar de la habitación al editor que llevamos dentro y escribir, solo escribir. ¿Qué al final lo que escribimos al principio no va a tener mucho sentido? Cierto, pero incluso si hubiéramos vuelto atrás para reescribirlo, seguramente aún le faltaría algo, porque realmente no podemos saber a ciencia cierta como va a ser un libro hasta que escribimos "Fin". Yo reescribí el principio de un libro porque dejó de encajarme. Ahora voy por la mitad de la novela y resulta que tengo que reescribirlo entero otra vez. La primera reescritura fue un tiempo que perdí y que podía haber utilizado para seguir avanzando el libro en sí.

5. El trabajo se hace poco a poco.
Y cuando digo poco a poco, quiero decir hasta el más ínfimo trabajo ayuda. Puedes proponerte escribir todas las noches, no sé, 1500 palabras, por ejemplo. Las dos primeras noches cumples con tu propósito a raja tabla, pero a la tercera unos amigos te invitan a cenar. ¿Es realmente necesario renunciar a tu vida social para escribir? No, y no solo eso, sino que otras noches llegarás demasiado cansado del trabajo/universidad/lo que sea, y no tendrás fuerza para nada. Por eso hay que aprovechar hasta los huecos más tontos que tengamos a lo largo del día. Por ejemplo, yo alguna vez he tenido 10 o 15 minutos después de comer y antes de irme a clase. En ese ratito, perfectamente he podido escribir unas 500 palabras o incluso alguna más. Con tres momentos tontos de esos al día ya son 1500 palabras. No hace falta que hagamos maratones de escritura. Yo pienso que, a la larga, compensa más escribir cada día un poquito, que escribir dos veces al mes cinco capítulos seguidos. Granito a granito se hace una montaña.

Y ahora voy a aplicarme yo misma el cuento y a ver si puedo seguir escribiendo un poquito antes de irme a clase ^-^, ¡chao!

1 comentario:

  1. Me han gustado mucho tus consejos, yo siempre tengo miedo a escribir lo que tengo en mi cabeza, porque creo que es bueno y la voy a cagar al ponerlo en el papel, pero...las cabeza no se leen cierto. También me preocupa mucho lo de dar pistas para después, y reescribir, vamos todo. Seguiré tus consejos! Besoss

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