lunes, 15 de agosto de 2011
Maratón de escritura: El fin
viernes, 12 de agosto de 2011
Maratón de escritura: ¡Día 4!
jueves, 11 de agosto de 2011
Maratón de escritura: Día 3
−¿Entonces hay tiendas aún más grandes? −Preguntó Sarah con los ojos abiertos como platos.
−Claro −le respondió con una sonrisa, aunque aún era incapaz de mirarle a la cara−. Todos los estudiantes van a los almacenes, allí tienen de todos.
−Anda, ¿y por qué no vas allí, entonces?
−No… los almacenes no venden a alumnos de nuestra escuela −dijo sonrojándose. Caminaron unos segundos en silencio en los que la chica no dejaba de jugar con los bordes del paquete que llevaba en las manos.
−Tú… eres nueva aquí, ¿verdad? −Sarah asintió−. ¿Cuál es tu escuela?
−De momento, ninguna. Mi amiga y yo hemos visto un montón de escuelas, pero ninguna nos convence −era a ella a quién no la convencían, pero eso era lo de menos−. Nos recomendaron algunas como Saint Michell o la escuela de Escarlata, pero…
−¿Puedes entrar en Michell o la Escarlata y no vas a hacerlo? −Tenía la boca tan abierta que podía ver perfectamente hasta la última de sus muelas blancas. Cuando vio que Sarah la miraba perpleja, apartó rápidamente la mirada. Tenía hasta las orejas rojas, pero Sarah sonrió. Aquella chica era adorable.
martes, 9 de agosto de 2011
Maratón de escritura: ¡Día 2!
La biblioteca era grande. Bueno, para que engañarse, la biblioteca era enorme aún comparándola con los mejores sueños de Sarah. El taller en realidad no era un taller, sino una serie de almacenes gigantescos donde cada una dispondría de espacio y lugares más que suficientes hasta para trabajar en un barco volador... si se les permitiera trabajar en uno. O en cualquier cosa, de hecho. Mientras la directora del lugar les explicaba el método de trabajo de la escuela, Lu no podía evitar fijarse como las arrugas entre las dejas de Sarah no dejaban de aumentar.
−Y, por último, estos son los dormitorios −explicó la mujer mientras les mostraba otro edificio enorme−. Compartiréis habitación con otras tres chicas. Las puertas se cierran a la caída del sol, así que aseguraros de estar de vuelta antes o tendréis que dormir en la calle. Lu miró a Sarah y Sarah le repondió arqueando la ceja y con una mueca en el labio que gritaba "¿acaso te lo estás pensando?". Lu suspiró. Era la quinta escuela que veían y ninguna había convencido a Sarah. En todas había algo que hacía que la chica dijera un no rotundo. En la primera no le gustaba la biblioteca. En la segunda el taller le parecía demasiado pequeño. En la tercera los profesores le parecían idiotas. Cuando fueron a visitar la cuarta y, un vez más, Sarah dijo que no ya ni siquiera se molestó en preguntarle que no le había gustado. No lo entendía, a ella todas las escuelas que habían visto le parecían tan buenas, si no mejores, que a la que iban en el pueblo. Al salir de la quinta escuela se lo dijo, pero Sarah sacudió la cabeza.
−Por eso, Lu. No hemos salido del pueblo y caminado durante días para hacer lo mismo que hacíamos allí. Necesitamos algo diferente, un lugar donde vayamos a aprender de verdad.
lunes, 8 de agosto de 2011
Maratón de escritura: ¡Día 1!
−Me llamo Sarah… Sarah Windspell −dijo la muchacha casi tartamudeando, pero sin apartar la mirada de las personas que se sentaban tras la mesa−. Soy alumna de la señora Margaret de la escuela de ingeniería. Soy… soy una buena alumna, pueden preguntarle −la chica cerró sus ojos marrones y respiró hondo. Las palabras que tantas veces había ensayado abandonaron su boca en un torbellino−. Hoy me presento ante ustedes, el Consejo, para solicitarles permiso para ir a estudiar un año al extranjero. En otras ciudades, los avances técnicos permiten a…
−Es suficiente, el Consejo ya ha escuchado todo lo que necesitaba −dijo el hombre del centro en tono cortante. La chica se quedo paralizada, mirando los rostros de cada uno de los cinco hombres que se sentaban ante ella.
−Pero… pero, señores −intentó decir mientras se tiraba de las abultadas y molestas mangas de su uniforme−, aún no han escuchado mi proyecto.